jueves, 1 de febrero de 2018

Diario samario.

Piratas no, pirañas del Caribe es lo que son. A partir de ahora huiremos de la policía por delincuentes. No, nosotros no; ellos. Pero eso es otra historia... Perdón, son. Son otras historias.

Parece que hace ya mucho desde que dejamos Palomino y nos fuimos al encuentro de mi padre y C a Santa Marta a través de la lluvia que cercaba el PNN Tayrona, pero no hace tanto. No sabría decir cuándo fue, como tampoco pretendemos saber qué día es hoy. Apenas 2,018 milenios después de. El caso es que hubo alegría y bendecimos las mesas generosamente servidas por KC. Hospitalidad samaria de la de acá, no de la otra. Y no del tan acá, que es chilena de nacimiento y samaria de adopción. Y entre besos, sabores y calores pasaron los días hasta que nos despedimos de los mios y seguimos con nuestro zigzagueante periplo que nos llevó a Ciénaga, donde se celebraba la edición anual del Festival del Caimán. A veeeeer...., intentarlo lo intentamos, pero DR y quien os atormenta no somos muy de folclore, así que después de dos representaciones de la misma obra musical nos miramos y no hubo que decir más.
Al día siguiente entramos en la Sierra Nevada de Santa Marta y nos condujimos hasta un poco más arriba de Minca, al hostel La Fuente, a unos 700 m.s.n.m. Nos alojaron en un tipi para cuatro únicamente ocupado por nosotros, y tanto efecto nos hizo que al día siguiente nos dejamos llevar por un impulso irrefrenable de hacer el indio. ¡Y vaya si lo hicimos!, que cabalgamos nuestras escuálidas monturas hasta los 2000 m.s.n.m por todas esas montañas de verde selva sin evitar una sola cascada en que sumergirnos. Y vimos el atardecer mecidos en la inmensa hamaca de la Finca Elemento. Y seguimos nuestro camino.

También nos fuimos un par de días al PNN Tayrona, abandonando las motos en su aparcadero, a recorrer el bello sendero que conduce a los poblados indígenas de Pueblito: el resto arqueológio y el que los Koghi de ahora habitan con resignada apatía hacia el insistente visitante. Lo hicimos acompañados de NH, viajera de mil orígenes que apuntaba atenta las melodías de las aves, bestias y paisajes que inspirarán su próxima canción. Silbamos, cantamos, sincopamos, y siguió su camino. Y nos desnudamos en playas nudistas y en otras playas, tentando tremendas olas con nuestra diminuta desnudez. Y salimos airosos de tamaña desproporción bajo la mirada indiferente de las magnificas formaciones de batolitos grises y de la frondosa vegetación selvática que cercan esas mágicas playas de color vainilla. Y otra vez más nos fuimos. Otra vez a Santa Marta, que tan bien nos trató. Pero eso, ya sabéis..., eso será otra historia. O no lo será.

6 comentarios:

  1. ¡Pero qué bien habla "el jodío"!

    ResponderEliminar
  2. Qué chulada y envidia cochina , con lo que me gusta el senderismo y un entorno tal cómo lo describes espectacular...... los Parques !!! Y yo aquí en slgo tan mundano , metiendo mi vida en cajas !
    Lo de la playa nudista ya me ha llegado al alma . No hay derecho! Jajajaja
    Enjoy !!

    ResponderEliminar
  3. Qué remedio! 😊🤷🏻‍♀️👍🏼

    ResponderEliminar